La era pospandemia ha estado llena de altibajos para los mercados de divisas: hemos visto al euro y al dólar estadounidense en paridad por primera vez en más de 20 años. Luego, la inflación desbocada se comió parte del valor de todas las monedas fiduciarias; finalmente (aunque esto ha tenido menos difusión en Occidente), hemos visto la innegable y aparentemente interminable caída del yen japonés. Desde 2021 el yen ha venido cayendo en picada frente a todas las principales divisas, y en marzo de este año ya había perdido casi un tercio de su valor ante el dólar.
Sin embargo, desde principios de abril, el Banco de Japón ha estado haciendo importantes esfuerzos para detener la decadencia y evitar que el par USD/JPY supere los 160, un nivel no visto desde 1990. El primer movimiento del Banco de Japón fue anunciar una subida de tipos histórica, la primera desde 2007. Con una respuesta del mercado menos que entusiasta, el ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, prometió que no descartaría "cualquier medida" para apoyar al yen, lo que pareció insuflar algo de vida a la moneda asiática. Comenzando el 1 de mayo, hemos vivido una semana de altibajos para el JPY, en la medida en que la prometida intervención parece tomar forma. Pero el Banco de Japón no es el único banco central que está en movimiento: entonces, ¿cuáles serán las fuerzas que impulsarán el mercado mundial de divisas este año y qué podemos esperar del yen, el dólar estadounidense y el euro en lo que resta de 2024?
Apostando por lo suyo
Como ya hemos comentado antes, el mayor impulso para el reciente resurgimiento del yen japonés ha venido, sin duda, de la intervención del gobierno y del banco central para evitar el continuado descenso hacia territorio casi inexplorado por la divisa nacional japonesa. Aunque esto no está confirmado, se atribuye en gran medida el movimiento alcista del JPY la pasada semana a una política de compra activa de yenes por parte del Banco de Japón; hay data que indica que puede haber gastado, hasta el 30 de abril, 5,5 billones de yenes (35 mil millones de dólares) para soportar su moneda. Mientras vimos un fortalecimiento hacia el objetivo cercano de 140, el par alcanzó un máximo de 157 en operaciones interdiarias, antes de quedarse fijo alrededor de su actual nivel de 154,53.
Los mercados comienzan a sospechar que la intervención del central podría resultar insuficiente para revertir la presión bajista del yen. Si el par se hubiera consolidado por encima de 158, lo que marcaría un retroceso de Fibonacci del 61,8 % de la caída del lunes, es probable que los bajistas se hubieran arrisesgado lo suficiente como para avanzar hasta 160. El mercado parece haberse calmado esta semana, tras los comentarios de Kazuo Ueda, gobernador del Banco de Japón, quien afirmó que está dispuesto a subir aún más las tasas de interés si la inflación de este mes es mayor que la esperada. Sin embargo, hasta ahora, cada intervención no parece proporcionar más que un recurso temporal en el camino hacia 160.
Un aliado improbable
Aunque pudiera parecer que las autoridades japonesas están haciendo poco más que mantenerse a flote, este duro trabajo podría recibir pronto un impulso muy necesario del banco central más poderoso del mundo: la Reserva Federal de Estados Unidos. El miércoles pasado (1 de mayo), el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, abordó finalmente la cuestión de las posibles "sendas" para las tasas de interés durante este año. Y si bien pareció descartar que se tome alguna medida en la reunión de este mes, se puso sobre la mesa la posibilidad de un tan esperado recorte de tasas en julio. Si esto finalmente sucede, el efecto esperado será, naturalmente, un debilitamiento del dólar y un impulso de los activos de riesgo, un resultado bienvenido tanto para el Banco de Japón como para los inversionistas del mercado de valores estadounidense. Después de todo, los problemas del yen no se deben únicamente a su propia debilidad sino a la histórica fortaleza que muestra hoy el dólar. De hecho, el dólar inusualmente fuerte es precisamente la razón por la que el Banco de Japón ha estado nadando contra la marea con sus recientes intervenciones.
Dicho esto, el "gráfico de puntos" de junio probablemente mostrará que la mayoría de los funcionarios de la Fed están a favor de dos (o menos) reducciones de tasas en 2024, y es difícil decir cuántas ya se habían descontado del valor del dólar, dadas las ambiciosas expectativas de múltiples recortes que había a principios de este año. En este contexto, sería prudente no esperar que una política más suave de la Reserva Federal sea una cura milagrosa para lo que aqueja al yen, pero, sumado a algunas alzas muy necesarias por parte del Banco de Japón, podríamos ver al USD/JPY cotizando en un nivel mucho más saludable. Rango de 140-150 para fin de año.
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