Después de un verano lleno de diversión, celebración y relajación, muchos de nosotros salimos con una renovada sensación de aprecio por todos los pequeños placeres de la vida que parecían tan lejanos tan sólo unos meses antes. Pasar tiempo con amigos y familiares, los paseos en el parque y las comidas en el restaurante, adquirieron una nueva importancia en los tiempos después del confinamiento. Pero a medida que el número de nuevos casos de coronavirus aumenta en todo el mundo y se vuelven a implementar restricciones en varios países, las personas están empezando a prepararse para un regreso a los tiempos oscuros de la primavera.
La carrera por la vacuna para salir del escondite
Todos recordamos lo devastador que fue el distanciamiento social para la economía mundial, con los índices mundiales perdiendo, en promedio, entre 30 % y 40 % en cuestión de días. Sin embargo, varios sectores lograron romper la tendencia. Algunos de los más destacados entre ellos fueron los productos farmacéuticos y de biotecnología. Con la aceleración de la carrera por una vacuna contra el coronavirus estos días, sería sensato esperar ver nuevamente algún movimiento en estos segmentos. Si bien en marzo y abril hubo mucha más incertidumbre sobre cuáles empresas estarían en la carrera para ser las primeras en llevar la vacuna al mercado, la lista de candidatos potenciales es mucho más corta ahora. Esto hace que sea mucho más fácil elegir qué caballo(s) apoyar.
Aunque actualmente hay 42 vacunas en la etapa de ensayos clínicos, sólo 10 de ellas se encuentran en la fase final de las pruebas, conocida como “Fase 3”. Se cree que los candidatos más prometedores son la empresa estadounidense de biotecnología Moderna, BioNTech y Pfizer, un esfuerzo conjunto entre Estados Unidos y Alemania, y un proyecto europeo dirigido por la Universidad de Oxford y AstraZeneca. Naturalmente, esto ha sido muy bueno, no sólo para la reputación de las empresas implicadas, sino también para sus valuaciones. Afortunadamente para nosotros, todas estas organizaciones (excepto la Universidad de Oxford, por supuesto) son empresas con cotización oficial en la bolsa. Eso significa que cualquier avance y éxito en la carrera de la vacuna contra COVID-19 muy probablemente se reflejará en un aumento de los precios de las acciones de las respectivas empresas.
Sólo los tontos se apresuran
Con las cosas tal y como están, se le perdonaría pensar de otra manera, pero realmente hay más en la vida —y en el mercado farmacéutico— que el novedoso coronavirus. Por eso es importante fijarse, no sólo en la posición de una empresa en la carrera por la vacuna, sino también en sus perspectivas comerciales más amplias. ¿Tiene algún otro fármaco prometedor en la línea de producción? ¿Cuántas patentes tiene actualmente? ¿Cómo se veía su EBITDA antes del 2020? Por ejemplo, Pfizer cuenta con cerca de 30 diferentes programas en las etapas finales de pruebas o a la espera de aprobación regulatoria, incluyendo una prometedora vacuna antineumocócica y su medicamento para el dolor crónico, tanezumab. AstraZeneca, por otra parte, está muy enfocada en la inmunoterapia oncológica en estos momentos, con casi todos sus 14 medicamentos actuales de Fase 3 siendo designados como oncoterapéuticos. El mensaje clave aquí es: Realiza tu debida investigación antes de abrir una posición.
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