El mercado de criptodivisas fue uno de los que obtuvieron peores resultados en 2022, con caídas de precios superiores al 70 % para muchas de las principales monedas. De hecho, la capitalización bursátil de la moneda digital original, Bitcoin, cayó de bastante más de un billón de dólares a un poco más de 300.000 millones en diciembre de 2022. Multitud de mineros y fondos de criptomonedas se vieron obligados a declararse en bancarrota. Después, el infame colapso de FTX amenazó con hacer sonar la marcha fúnebre para todo el sector. Pero, como suele ocurrir en los mercados financieros, este momento de máximo pesimismo resultó ser precisamente el momento en que se tocó fondo.
Así es. En contra de las predicciones incluso de los más implacablemente rabiosos defensores de las criptomonedas, el nuevo año comenzó con una resonante alza de los activos digitales. Con poco más de dos semanas de enero en el calendario, Bitcoin logró subir alrededor de 25 %. Aunque desde entonces ha sufrido una ligera corrección, ahora está claro que esto es más que otra cripto trampa alcista. Pero ¿qué hay detrás de este repentino giro de la suerte? ¿Es segura esta rápida reversión? En este artículo analizaremos la situación actual de este sector tan volátil y veremos las expectativas de los analistas para el resto de 2023.
No es sólo Bitcoin
Como suele ocurrir en el sector de las criptomonedas, Bitcoin tiende a marcar la tendencia y luego vemos un movimiento similar en el mercado en general. Esta vez no parece ser diferente, ya que los dos siguientes proyectos más importantes por capitalización de mercado (Ethereum y BNB) también han ganado entre 20 % y 25 % durante este mismo periodo. Incluso, algunas criptomonedas lograron ganancias más significativas que las de la "madre fundadora" de los activos digitales. Avalanche (AVAX), por ejemplo, ha logrado ganar más de 50 % desde el 1 de enero, mientras que Solana (SOL) ha duplicado con creces su valor en este mismo periodo.
Aunque ciertamente ha habido noticias fundamentales que podrían explicar este crecimiento asimétrico —tales como el recientemente firmado acuerdo de colaboración entre AVA Labs y Amazon, y su rama de computación en la nube Amazon Web Services, y el lanzamiento de la mememoneda BONK, de Solana— hay también fuerzas más profundas en juego. La explosión de la demanda en los espacios DeFi y dApps está impulsando naturalmente a tokens y blockchains como AVAX y SOL, que se adaptan de forma única a este tipo de aplicaciones. De hecho, muchos analistas, incluido Motley Fool, prevén que estos dos proyectos serán los grandes ganadores de 2023 debido precisamente a estos factores.
Institucionalización
No hace mucho, el mercado de las criptomonedas estaba prácticamente desprovisto de lo que muchos denominan "dinero inteligente". Era una batalla campal, desordenada e impredecible dominada por operadores al por menor con cero responsabilidades y sin objetivos trimestrales ni anuales. En conjunto, todas estas características contribuyeron a la infame volatilidad del sector y dificultaron enormemente prever sus movimientos. Pero todo eso cambió durante la pandemia. Tras muchos años al margen, los fondos empezaron a involucrarse con las monedas digitales y en diciembre de 2020 ya gestionaban más de 15.000 millones de dólares en criptoactivos.
Tan sólo doce meses después, esta cifra había aumentado a más de 65.000 millones de dólares. Una ventaja innegable de esta nueva inyección de capital ha sido la mayor previsibilidad que aporta el dinero institucional. Así que, cuando sus inversiones en criptomonedas se redujeron en 95 % durante 2022, los analistas tuvieron claro que el fondo del mercado estaba cerca. Finalmente, cuando la marea cambió y los flujos de entrada comenzaron a superar a los de salida en la segunda semana de enero, se sentaron las bases para un crecimiento sostenido a medida que avance el año. Aún es muy pronto para saber si la reversión de la tendencia es total, pero los inversores prudentes seguirán atentos al informe semanal de entradas de capital para ver si surge una tendencia alcista firme.
Riesgo on, riesgo off
Ahora que ya establecimos que el mercado de criptomonedas está madurando gradualmente para convertirse en un activo de genuino tal como las acciones, las materias primas o los futuros, tenemos que aceptar que también será cada vez más susceptible a los factores económicos que influyen en el comportamiento de los inversionistas. Alguien tendría que vivir bajo una piedra para no haberse dado cuenta de la inflación galopante y la aparentemente omnipresente amenaza de recesión que reinaron durante 2022. Como era de esperar, las turbulencias económicas y la incertidumbre tienden a causar estragos en los activos de riesgo, y el año pasado no fue diferente. No es casualidad, por lo tanto, que las acciones, los ETF y las criptomonedas hayan sido algunos de los instrumentos más castigados en los últimos 12 meses y que el fantasma inminente de la recesión en la eurozona y Estados Unidos haya mantenido sin cambios a muchos de estos activos de riesgo al comenzar el nuevo año.
Lo inusual, sin embargo, es que el históricamente volátil e intrínsecamente más arriesgado mercado de las criptomonedas fuera el primero en rebotar de forma significativa, duplicando con creces las ganancias obtenidas incluso por las acciones estadounidenses de mejor rendimiento. ¿Podría ser esto una señal de que los activos digitales están ahora a la cabeza de los activos de riesgo en su conjunto, o es sólo una prueba más de la imprevisibilidad inherente a las criptomonedas? A medida que la economía mundial en general sigue superando las expectativas, es muy posible que se produzca una recuperación en forma de V o de U, y que los activos digitales se estén preparando para liderar a los activos de riesgo en un nuevo ciclo alcista.
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